Consejos prácticos para fortalecer nuestro sistema inmune

¿CÓMO DEFENDERNOS MEJOR DE BACTERIAS, VIRUS Y PARÁSITOS?

En el anterior artículo sobre inmunidad, hemos resaltado lo negativo de nuestros hábitos para el sistema inmune. En este me voy a centrar en dar unos consejos sobre qué hacer para beneficiarlo.

De estos consejos pretendo que sean claros y aplicables, el motivo es que queremos estimular el sistema inmune para defendernos ante infecciones externas. Si nuestro sistema inmune es fuerte y resistente va a ser más difícil enfermar. Estos consejos sirven tanto para el Covid 19 como para otros virus, bacterias y parásitos.

¡Allá vamos con ellos!:

  • Come alimentos frescos. Contienen enzimas que protegen nuestro intestino de inflamaciones. Crean una película protectora que hace que por sus paredes no puedan pasar esos agentes infecciosos. Además hay una relación directa entre sistema digestivo y sistema respiratorio, lo que hay en un lado pasa al otro. Así que si nuestros pulmones están limpios de virus y bacterias, también lo estará nuestro intestino.
  • Bebe agua. Si tenemos poco volumen de agua en nuestro cuerpo, activamos el sistema renina-angiotensina-aldosterona que hace que se genere una respuesta para aumentar la presión arterial. Así nos estaremos añadiendo un factor de riesgo para el Covid 19. El motivo es que esto crea más receptores ACE2, que ya dijimos en el anterior artículo que es por donde entra el virus. Se recomienda beber unos 8 vasos o 2 litros de agua al día.
  • Descansa. Los expertos señalan que dormir 7-8 horas diarias sería lo adecuado. Cuando dormimos distribuimos energía a los diferentes sistemas de nuestro cuerpo. Además aquí entra en juego la melatonina, la cual generamos de forma natural al dormir, y que es otro modulador de la respuesta inflamatoria.
  • Restringe tus calorías o haz un ayuno intermitente. No estamos refiriéndonos a no comer si no a espaciar comidas o no picar entre horas. Hay estudios que han demostrado que restringir comidas en el caso de una infección bacteriana aumenta la recuperación o incluso salva la vida. Es una respuesta natural cuando un animal está enfermo que no quiera ingerir comida (el término en inglés sería Sickness Behaviur). La explicación sería que disminuir la glucosa en sangre nos ayuda a luchar contra los virus. Además sabemos que al estar todo el día confinados tenemos la tentación de visitar la despensa constantemente. Si controlamos las comidas también estaremos controlando ganar unos kilos de más que recordemos aumentaban la inflamación.
  • Mantener la conexión social. Una cosa es estar confinados y la otra es estar aislados. Algo curioso a nivel neurológico, es que el aislamiento y el dolor físico comparten zonas en la corteza cerebral.  Existen muchos medios hoy en día para estar en contacto con tus amigos o familiares, llama por teléfono, haz una video llamada y alégrate un poco el rato hablando con tus personas más cercanas. Lo cierto es que cómo nos tomemos este aislamiento va a depender también del grado de inflamación previo que tengamos. Una mala dieta, estrés acumulado, falta de sueño,  etc. crean un estado orgánico previo peor, que afecta a la capacidad de respuesta ante los virus.
  • Haz ejercicio físico. En 7-14 días de inactividad, el ser humano puede perder el 20% de la masa muscular. Imaginemos nuestro estado actual tras tantos días encerrados y cómo afectará esto en otras cosas como obesidad o bienestar psicológico. Hacer ejercicio estimula la secreción de la molécula BDNF que interviene en la creación de conexiones cerebrales, también se ha observado valores bajos de esta hormona en personas con depresión. Como el espacio con el que se cuenta en casa es reducido y también lo tenemos difícil para realizar ejercicio aeróbico, podemos aprovechar para entrenar con nuestro propio cuerpo la fuerza o hacer esos ejercicios de control postural para tu dolor de espalda que llevabas tanto tiempo queriendo hacer y para los que “no tenías tiempo”. Ahora el tiempo precisamente es lo que sobra.
  • Medita. Está comprobado que la meditación provoca cambios estructurales en el cerebro en áreas relacionadas con el bienestar. Esta situación en la que estamos inmersos está abocando emociones básicas,  primarias e instintivas que son las que regulan la supervivencia.  Nos sentimos amenazados y vamos a activar constantemente la amígdala (situada en la sistema límbico o cerebro emocional) que es la encargada del procesamiento de emociones. Esto puede desencadenarnos reacciones psicológicas como tristeza, ira, e incluso sensaciones físicas como angustia, ansiedad, malestar… Cuando la amígdala está mucho tiempo activa gasta mucha energía y acaba creando un cuadro disfuncional del sistema inmune. El signo de esto puede ser aletargamiento, apatismo o en general una actitud pasiva. Como ejercicio de meditación, puedo recomendaros que durante 10 minutos al día, simplemente os concentréis  en respirar observando la entrada y salida del aire y dejando pasar los pensamientos. Os va a relajar muchísimo.

Podéis ir interiorizando todo esta información  y dando pequeños pasos día a día que a la larga serán grandes cambios y beneficios en hábitos de vida saludables.

En los siguientes artículos iré profundizando un poco más en cada área que he explicado. 

¡Mucha fuerza y ánimo!

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